viernes, 23 de julio de 2010

Una vejez digna ante Dios y los hombres.

                                                    

Quisiera referirme a lo que llamamos adultos mayores...en muchas culturas son sinónimo de sabiduría, paciencia, experiencia, pero en otras, lo son, de estorbo, historias añejas, molestia... permítanme una opción distinta a las dos anteriores que busca mostrar lo que comprendo como una vejez digna ante Dios y los hombres a la luz de la Biblia.

Dice Levítico 19:32”Delante de las canas te levantarás, y honrarás el rostro del anciano, y de tu Dios tendrás temor. Yo Jehová.”Este texto nos invita a brindar honor, respeto, silencio, atención, reverencia, no sólo a los ancianos, en virtud de sus años de vida, sino que a Dios.

Ahora, no toda vejez es digna, en cuanto a que se viste de necedad, de sordera espiritual y de falta de sentido común. Por eso, Pablo, le comenta a alguien más joven que él, como es Timoteo, que: “nadie menosprecie o tenga en menos su juventud”.Como muestra, un botón: Eclesiastés 4:13 nos señala:”Mejor es el muchacho pobre y sabio, que el rey viejo y necio que no admite consejos;”

La vejez digna se refiere a quien ha caminado en justicia durante su vida. Esas canas que hablan de rectitud, sentido de vida, perseverancia, no de obediencia ciega, sino de una visión amplia, que ha sabido mantenerse en el camino a lo largo del tiempo, que ha seguido y servido a Dios, conforme a su voluntad. Así nos señala el pasaje de Proverbios 16:31 “Corona de honra es la vejez Que se halla en el camino de justicia.”

Dios nos ha conocido desde el vientre de nuestra madre y nos llevará y cuidará hasta el final de este camino terrenal. Nos habla de un Dios que no nos abandona, que es fiel, que conoce nuestras virtudes y debilidades, y aún a pesar de ellas, sigue estando a nuestro lado. Eso es lo que encontramos en Isaías 46:4 “Y hasta la vejez yo mismo, y hasta las canas os soportaré yo; yo hice, yo llevaré, yo soportaré y guardaré.”

Consejos y/o ejemplos para andar en camino de justicia. Hablar y vivir la sana doctrina, que contiene en sí, sobriedad, seriedad, prudencia, fe saludable (que dobla sus rodillas ante las adversidades, no para rendirse, sino para encontrar más fuerzas en la oración, a la espera paciente de la respuesta de nuestro Padre, en su Voz y/o la Voluntad de éste, para nuestras vidas.) Eso es lo que nos dice Tito 2:1-3 “Pero tú habla lo que está de acuerdo con la sana doctrina. Que los ancianos sean sobrios, serios, prudentes, sanos en la fe, en el amor, en la paciencia. Las ancianas asimismo sean reverentes en su porte; no calumniadoras, no esclavas del vino, maestras del bien;”

Un Pablo ya anciano, nos habla sobre un debilitamiento y envejecimiento exterior de nuestras facciones, cabello, y aún interior de nuestros órganos, mente, corazón, huesos, pero también, de una disposición a servir en fidelidad al Señor que nos ha comprado en sangre, del amor a la obra que nos ha encomendado, del anhelo ferviente que no refleja la edad que tenemos. Por ello, para seguir, comenzar o para concluir un camino de dignidad, les recuerdo lo expresado en 2 Corintios 4:16-18 “Por tanto, no desmayamos; antes aunque este nuestro hombre exterior se va desgastando, el interior no obstante se renueva de día en día.Porque esta leve tribulación momentánea produce en nosotros un cada vez más excelente y eterno peso de gloria;no mirando nosotros las cosas que se ven, sino las que no se ven; pues las cosas que se ven son temporales, pero las que no se ven son eternas.”

Dios les bendiga.

Les comparto para reflexión, una hermosa canción de Alberto Cortez, llamada: la vejez.




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